Hoy en día la Administración Tributaria ha protagonizado parte de las noticias de nuestro país; bajo el contexto de un despertar del Estado contra aquellos personajes que pareciesen haber sido intocables, de un hecho de corrupción a otro, hemos arribado a las noticias de las defraudaciones planteadas en contra de empresas de envergadura, capturas de representantes legales, intervención de empresas, embargo de cuentas por asuntos tributarios.
Los aplausos de muchos no se han hecho esperar al manifestar que "por fin", la SAT capturó a los verdaderos evasores, pues por años, volcó sus fuerzas y sistema en ir contra aquellas empresas no tan trascendentales, como las actualmente sindicadas de defraudación. Sin embargo aunque sabemos mucho de la intervención de los representantes legales como responsables principales (así los concibe el sistema) no se han destacado noticias en relación a otros participantes en el crimen, como es el caso de los asesores tributarios, contadores y o auditores.
Si bien es cierto la ley establece que en el caso de las personas jurídicas el responsable ante la ley es el representante legal, dado que el derecho penal es personal no puede juzgarse una sociedad como tal, pero si a quien la representa. El código tributario por su parte establece en el artículo 18 que el sujeto pasivo de la obligación tributaria es el contribuyente o el responsable; el articulo 22 manifiesta que los socios en el caso de las sociedades son también responsables en cuanto a la obligación tributaria, sin embargo poco hace referencia a la trascendental figura del contador, auditor o asesor tributario.
En el desarrollo habitual de una empresa, es lógico pensar que el empresario debe auxiliarse de los servicios de un experto en la materia del tributo; bajo este entendido recalcamos el hecho de la existencia tanto de profesionales con altos valores morales, como aquellos con una moralidad cuestionable, que sin lugar a dudas tuvieron un rol importante en las jugarretas para evadir impuestos, y aunado a eso en algunos casos muchos de ellos se prestan a este tipo de juegos sin conocimiento de los mismos socios o altos mandos de la empresas. La pregunta es entonces, ¿Dónde están las acusaciones contra esos profesionales de moralidad cuestionable?
SI bien es cierto la ley tributaria atribuye responsabilidad directa al representante legal y los socios, la responsabilidad del Contador, Auditor y o asesor fiscal no es algo que deba descartarse, sino es otra línea de investigación que es necesario cuestionar, pues no solo podemos aplaudir la caída de los “grandes” sin saber quiénes fueron los “Maquiavelos” o mejor llamados -autores intelectuales- que coordinaron tales acciones.